viernes, 7 de noviembre de 2008

¿Aceptamos cerveza como isotónico de cebada?




Los cardiólogos están cada vez más de acuerdo en una cosa; la mejor manera de hidratarse y recomponer el cuerpo tras un esfuerzo físico es tomarse una cerveza. En eso estoy de acuerdo y lo digo por experiencia propia. Pero ¿Y si el esfuerzo es muy intenso no serán mejor 2 cervezas? Pues ahí está el dilema.

Estás acabando la ruta. Ya casi no te queda agua en el bidón o la mochila y sueñas con el ansiado final. Un final que prácticamente siempre se programa en EL BAR. Tal vez solo sean las ganas de sentarse a pata estirada junto a los amigos o simplemente y tratando de ser realistas, que el cuerpo te pide que apagues ese fuego (la sed) con el líquido dorado.

Personalmente prefiero tomar una “cola” cuando aún me quedan kilómetros por delante. Estimula, hidrata y aporta unos azucares que sin duda ayudan a proseguir un esfuerzo que casi siempre transgrede la barrera del disfrute. Por otro lado, si la actividad física ha concluido y se dan las condiciones que se tienen que dar, pienso que la mejor manera de ayudar al cuerpo a volver a su estado de reposo es tomarse una buena cerveza bien fresquita y a ser posible en buena compañía.

Alguien dijo una vez: “Dios no debe ser tan malo puesto que nos permitió inventar la cerveza”.

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